¿Podemos calificar la Crónica Burlesca de Carlos V como obra bufonesca? Venzalá cita a Victoriano Roncero diciendo que crónicas, como cartas y poemas son moldes en la literatura bufonesca. Así que se puede decir que un bufón de la corte que escribe utilizaría estos moldes y en caso de Don Francés (o Francesillo) de Zúñiga es la crónica.
Valentín Pérez Venzalá muestra un enlace entre las obras picarescas (como de Lazarillo, el Estebanillo, el Guzmán, el Buscón y en particular la de la Pícara Justina) y los motivos, las características de la obra bufonesca, carnavalesca. Hasta incluso varias similitudes entre la definición de lo bufonesco y el análisis textual de la picaresca. Entonces, si existe en la picaresca motivos bufonescos ¿podemos, por tanto, decir que este esquema también sirve en la dirección contraria? O sea, ¿podemos mostrar que en la obra bufonesca existen características picarescas?
Así que surge la pregunta si don Francés es un pícaro bufón o simplemente bufón. Primero cada bufón responde a algunas características del pícaro: por ejemplo, la necesidad de un amo protector, el pícaro debe tener un contacto en la alta sociedad, entre otras necesidades, para servirle como su antítesis/antónimo; la necesidad de viajar, es improbable que un bufón no viaje ya que debe acompañar a su amo a donde va. En el caso de don Francisco, él viajó a la corte con su primer amo, el duque de Béjar, y después viajó con Carlos V. Además, debe haber viajado saliendo de la seguridad (o inseguridad en los casos picarescos) de la casa y profesión para llegar a ser bufón.
Don Francés hace alusiones a la sangre tachada de los nobles, siendo él mismo un converso. Referencias por ejemplo en la carta al Rey de Portugal, él dice “casar con la más gentil moza que hay en el mundo” utilizando una dilogía jugando con el doble sentido de gentil siendo, cariñosa, amable y también la significación de pagano. Seguido por una hipálage: “porrón de piedra en pilar de agua”. Entretanto, la alusión al doctor es muy interesante ya que como menciona Venzalá, el caso de médico le considera como un caso ambivalente. “el caso de Villalobos encontramos diversas características que aúnan al pícaro y al bufón, desde ese carácter bufonesco de Villalobos, que no sólo curaba con su arte de médico, sino también con la risa, divirtiendo sobre todo a Carlos V;” (disfrazarse de un médico también era un tema de chistes, la capa de los Médicos).
Don Francés muestra una significante habilidad en el terreno literario, o sea, no solamente un expansivo conocimiento de literatura sino también en la escritura. Don Francés utiliza varias figuras retóricas en su crónica. A eso se puede añadir la paronomasia en el prólogo “hipócrita que Hipocrás”. La bebida estaba relacionada tradicionalmente a Hipócrates, el conocido doctor del s. V – IV. Hipócrates, “precursor de la dietética, promoviendo el consumo de legumbres y frutas. Los alimentos se clasificaban en función de su correspondencia con uno u otro de los cuatro elementos: el agua, la tierra, el aire y el fuego, que corresponden a cuatro temperamentos definidos por la teoría de los cuatro humores: flemático, melancólico, sanguíneo y colérico, respectivamente. Haría falta comer alimentos apetitosos y ligeramente ácidos para expulsar la melancolía, así como reducir el consumo de vino y frutas”.
“El disfraz, dice Verzalá, es otro de los rasgos propios del bufón y del ámbito carnavalesco al que en buena medida pertenece, pues es el personaje que se viste de rey para ser así denigrado en los festejos carnavalescos, como sucede con figuras como el pelele, el Pero Palo, etc.” Verzalá sigue y hace otro paralelo con la picaresca y el deseo de los pícaros de disfrazarse de señores.
Por otra parte Venzalá y Riggan[1] hablan del desosiego en cuanto a la honra. Para el bufón la honra es dispensable y por tanto no tiene miedo de los resultados de su conducta. Dice Venzalá: “Varios son los rasgos comunes a ambos personajes. En una sociedad obsesionada por la «honra», pícaro y bufón se caracterizan fundamentalmente por no poseerla; condición que no sólo no ocultan, sino de la que precisamente sacan un beneficio material. El propio Pablos, sobre cuya vergüenza tanto se ha hablado, no encubre su condición deshonrada a su destinatario ni, por consiguiente, al lector. Ejemplo claro es también Lázaro de Tormes quien, olvidándose de la «negra honra», ha conseguido llegar a «la cumbre de toda buena fortuna», aunque ésta esté asentada sobre un «caso» de honra.”
En sus epistolarios Don Francés menciona la honra, relacionándola con el linaje. Se sabe, sin lugar a dudas, que Don Francés es cristiano nuevo, su familia convirtió al cristianismo cuando era joven, probablemente durante el trastorno de 1492. En su carta al marqués de Pescara le dice Zúñiga: «A Dios doy muchas gracias que en mis días vea yo hombre de mí linaje valer tanto.» Qué Dios se puede discutir pero es evidente de que linaje está hablando. Además, sigue en la frase siguiente diciendo: «Bien parecéis a vuestros antepasados Melquisedech y Judás Macabeo.» O en la carta al Viceroy escribe: » y en el deudo no plega a Dios que por ninguna cosa yo dañe mi sangre.» El más relevante al cronista es el “sage-fool”, para verdaderamente llegar a ser un sabio, el sabio tiene que conocer ser el necio. «The folly teaches the wise from perspective he would never think of. Apparently this is what happened to our tailor.» El sastre se convirtió en bufón y se hizo amigo con los nobles hasta llegar a empezar su propio linaje de hidalguía.
[1] Riggan distingue 4 tipos de narradores-protagonistas de la primera persona: pícaro, clown (lo que entiendo por bufón), the madman, the naif. Su elección en la palabra Clown hace surgir algunas preguntas como ¿cuál es el rol del clown en la sociedad y en la corte? ¿Si existe una diferencia entre un clown, payaso y un bufón?
[Sacado de un trabajo presentado en el cuadro del curso 2009]
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